Jóvenes líderes del ahora, no del futuro

Jóvenes líderes del ahora, no del futuro

Autor: Paulo Silva

¿Por qué está pasando esto? Muchas veces, me pasa que cuando comienzo a hablar con adultos o personas mayores sobre querer cambiar el mundo, o soñar con la utópica realidad de que habitamos un mundo mucho más inclusivo y justo. 

Pareciera que hoy en día la sociedad se ha encargado de etiquetar a los jóvenes, por querer cambiar la realidad que nos heredaron. 

Yo desde muy chico siempre he tenido sed y hambre por querer conocer el mundo que nos rodea, aprender de él y, sobre todo, comprenderlo. 

Por mi misma discapacidad, fui y soy una persona muy observadora y analítica. 

No podía ir a jugar con mis amigos al fútbol, o subirme a los juegos, siempre me quedaba sentado observando o escuchando la plática de los adultos. Eso en cierta forma moldeo la forma en la que percibo el mundo. 

Me he dado cuenta que lo que caracteriza a un buen líder son sus valores, sus experiencias vividas y la forma en la que afrontas las adversidades. 

Pareciera que nosotros los jóvenes quisiéramos llamar la atención a base de comportamientos que a los adultos les parece inusuales o tontos, pero en realidad más que llamar la atención lo que nosotros los jóvenes queremos es expresarnos, contar nuestra historia. 

A todos nosotros nos gustaría tener una historia que contar, y sobre todo, ser el protagonista de esas historias. 

¿Cuántos espacios de expresión tenemos nosotros los jóvenes? Pareciera que el único espacio de expresión que tomamos son las redes sociales, hemos logrado convertir ese espacio en nuestro, en un lugar en donde pueden adentrarse y conocernos a profundidad. 

Cuántas veces nuestros padres nos han callado o han optado por no escuchar nuestras historias, nuestra forma de pensar, nuestras ideas. 

¿Quién promueve espacios en donde los jóvenes se expresen? Francamente casi no lo hacen, y el que lo haga, se posiciona como un líder para los jóvenes. 

Para nosotros un líder es el que escucha y está dispuesto a conocer las historias de los demás. 

Cuándo nuestros padres rechazan o nos regañan por contar nuestra historia, en ese momento se corta el canal de comunicación con ellos, y nos cerramos.

Es por eso que como jóvenes terminamos generando nuestros propios espacios de expresión entre nosotros, aislados de los adultos. 

Si quieren ser un buen líder para nosotros los jóvenes, la clave es que estén dispuestos a escuchar nuestras historias, a entender nuestras preocupaciones y nuestras pulsiones. 

Promovamos más espacios de expresión, espacios en la política, en la toma de decisiones de nuestro país, promovamos una cultura de escucha y de diálogo y sobre todo diversificamos estos espacios de expresión, no solo en la narrativa, sino también en el arte, en la música, el baile. 

Démosles la oportunidad a los jóvenes, tratemos de entenderlos más, somos los líderes del ahora, no del futuro.

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