La polarización también invade el ámbito Familiar

Autor: Ricardo Fernández Reyes

 El modelo típico de Familia de clase media alta de la sociedad mexicana que permitió transitar los últimos 50 años está recibiendo fuertes embates. 

El tema de la polarización está cada vez más presente. Todos en nuestra cotidianidad sentimos que la padecemos de manera directa o indirecta.  Analicemos en el transcurso del día cuántas veces, en diferentes circunstancias, pasan por nuestra mente consignas como estas: “No es posible con este necio”, “Es increíble que piense así,” “En qué cabeza cabe esa tontería”. 

La dinámica de la polarización se nos presenta en muchos aspectos: político, moral, generacional, económico, ambientalista, cultural, de género, entre otros. Donde encontramos nuestras respectivas trincheras de retroalimentación constante para reforzar nuestras creencias y poder almacenar argumentos que nos permiten defendernos de los otros que piensen de manera diferente.

Existen diferentes tesis en cuanto a que las redes sociales agravan el problema al aprovechar nuestra necesidad innata de pertenencia. Por un lado, nos permiten discernir con quién nos agremiamos, simplemente agregando al que coincide con nuestros preceptos, o eliminando al que no. La situación se agrava por los algoritmos que soportan las redes que envían sistemáticamente lo que queremos oír o ver; además de la inmediatez de los mensajes, sin filtros reflexivos o de validez de los contenidos. El marketing digital integra cada vez más elementos para identificarnos  con los más elementos posibles.  La bigdata, de alimentarse con datos demográficos, de edad, nivel socioeconómico entre otros, va sumando  aspectos inherentes a la personalidad como antropológicos, psicológicos e ideológicos inferidos por los contenidos que consumimos a lo que tienen acceso, con el fin crear impulsos inconscientes de compra en nichos de mercado más específicos.

 La comunicación vía redes sociales nos está dividiendo de manera exponencial, al crear y reforzar creencias inconscientes la mayoría de las veces y al fabricar fronteras que nos separan sistemáticamente, colocándonos en crecientes de conflictos.  

Por otro lado, la exposición constante a argumentación que solo confirman nuestras posturas preconcebidas, se van cristalizando nuestras convicciones, volviéndonos cada vez más rígidos de pensamiento. Además, como con la complicidad de los medios elegimos a los que comulgan con nuestros puntos de vista,  fabricamos  realidades colectivas alternas. Razón que explica la proliferación de fundamentalismos de diferente índole. El punto de no-retorno  se da cuando aunque nos demos  cuenta de evidencia en contra de nuestras creencias arraigadas,  no nos atrevemos a reconocerlo públicamente por el costo social que implicaría, ya que nuestros prejuicios han sido fundamento de comportamientos que construyen  nuestra imagen social – gremial.

En la mente de todos están latentes los peligros a los que la polarización conduce. Los noticieros corroboran a diario que las consecuencias son graves. El sectarismo  se está multiplicando en  todos los ámbitos con diferentes grados de radicalización.  Al mismo tiempo, todos pensamos que los responsables de la polarización son la contraparte, lo que nos permite evadir la responsabilidad de las consecuencias. Si contamos con una situación de autoridad, el riesgo de encapsular mi pensamiento aumenta, ya que los dependientes, asesores, vendedores y círculos de convivencia tenderán a reforzaras nuestros prejuicios para contar con nuestra simpatía.

¿Nos hemos puesto a pensar si nuestras familias son inmunes al fenómeno de la polarización? ¿No estamos todos imbuidos en el proceso continuo de separación que el entorno genera?   Si agregamos las cargas psicológicas y emotivas propias de la familia, ¿no aumentan considerablemente los riesgos de ruptura? 

Si a la espiral polarizadora le sumamos factores culturales de mexicanidad en un contexto de globalización, crisis económica, brechas generacionales, cambios políticos radicalizados, podemos inferir que…

El modelo típico de Familia clase media alta de la sociedad mexicana que permitió transitar los últimos 50 años está recibiendo fuertes embates. 

Los supuestos en los que se cimentaron se están resquebrajando. 

Los ámbitos de autoridad tradicionales como, religión, gobierno o referentes de estatus social se están erosionando. Las referencias de estos ámbitos comunitarios como marcos de comportamiento de las nuevas generaciones, parecen falaces en el mejor de los casos o como estructuras opresivas nocivas a las que hay que oponerse. 

El rol de las mujeres en las estructuras familiares que se están formando, difieren totalmente de los modelos de nuestros antecesores. Los ideales de realización ya no se reducen a ser madres y esposas. Además, la necesidad de aportación económica por parte de ellas es cada vez es más real, independientemente de su legítimo interés en contar con independencia económica y personal.   

Los ideales de felicidad  entre generaciones son distintos. Los lineamientos tradicionales como definiciones de éxito sólo por parámetros socioeconómicos están en serios cuestionamientos. Los propósitos de realización personal tienden a girar menos al entorno económico como factor principal. Cada vez más iconos de la juventud con reconocido éxito económico han expresado su inconformidad con la vida.  

 La premisa de que el esfuerzo premia necesariamente está en serios predicamentos. Cada vez aparecen nuevas formas de aspiración profesional. gamers, influencer, creadores de aplicaciones  que lograron éxito por la innovación o impacto mediático, más que por la cultura del esfuerzo. La riqueza se está generando a partir de la creación de valor y la capacidad de mercadeo.  Se crean nuevos oficios a partir de la evolución tecnológica, como los referentes a la industria de ocio, gracias al tiempo libre que la tecnología ha librado en las personas.

  Una carrera universitaria ya no garantiza una seguridad económica. La educación universitaria está en serios predicamentos. La velocidad de obsolescencia de aprendizaje es cada vez mayor. El tiempo destinado a la universidad le quita tiempo al aprendizaje práctico. Muchos egresados tendrán capacidades estándar que el mercado laboral ya no demanda. La competencia de nuevos aprendizajes por medios electrónicos se está volviendo más competitiva en cuanto al costo-beneficio. El aprendizaje online dota de competencias dirigidas a cada estudiante sin la estructura rígida de tiempo y contenidos.  El razonamiento de ingresar a una Universidad “prestigiosa “ como medio de futuro de networking  se circunscribe solo a una comunidad cerrada.  Las posibilidades de interrelación globalizada a la cual las nuevas generaciones tienen acceso simplemente encendiendo su teléfono aumentan y abaratan la interrelación.  Las razones de mantener estatus y nivel social y la aspiración de los padres, agregan un papel importante en la decisión educativa  independientemente de las necesidades genuinas de formación de los hijos. Los responsables de marketing de las universidades saben perfectamente cómo explotar estas premisas. 

Las siguientes generaciones pierden el arraigo de sus comunidades de origen. Las oportunidades de desarrollo se expanden geográficamente por la interconexión global a la que tienen acceso, La cosmovisión global diluye el sentido de pertenencia a la comunidad de la Familia nuclear.  En la visión de los jóvenes se considera habitar en más de un solo lugar. La globalización expone a las siguientes generaciones a nuevos estilos de vida que les permiten juzgar al sistema familiar al que pertenecen.

Las nuevas generaciones están más conscientes de los beneficios de la colaboración. La tecnología ha facilitado la integración y ha hecho evidente la conveniencia de formas de coworking y de aportaciones comunitarias de diversos proyectos. Los jóvenes están convencidos de la conveniencia de aprovechar los diferentes aprendizajes por lo que son más reacios a someterse a estructuras lineales de mando inherentes al modelo de familia tradicional.  

La permanencia de la Empresa Familiar disminuye como factor de unión de la Familia.  Si bien la Empresa Familiar ha sido fuente de cohesión de la familia, también se ha usado como medio de perpetuar la dependencia y como medios de coerción permanente de los padres. Las nuevas generaciones están menos dispuestas a sacrificar su independencia e inquietudes propias de emprendimiento en beneficio de una empresa que no fundaron. 

Las fuentes de capital se están expandiendo y democratizando. Las ideas de negocios de los nuevos emprendedores tienen más acceso a capital como incubadoras de negocios y fondos que financian aventuras empresariales desde su concepción. Esto provoca menor dependencia de los recursos de la familia.

La incertidumbre política agrega nuevos factores a considerar. De alguna manera las familias de clase media alta que se han mantenido por dos o tres generaciones han sabido coexistir con el sistema político del país. Es muy probable que las cosas cambien y muevan todo el ecosistema familiar por lo que habrá que repensar las prioridades y reglas de convivencia que soportan al modelo actual.

¿Cómo protejo a mi familia del fenómeno de  polarización y  ante los cambios que la nueva realidad impone? 

 Todos estamos expuestos a situaciones inéditas de diferente magnitud e impacto que modifican los supuestos en los que basamos nuestro sistema de Familia.

Los equipos de personas que se mantienen vigentes, requieren para su supervivencia momentos de reflexión para redirigir los esfuerzos que permitan adaptarse mejor a las nuevas circunstancias. El reto será establecer las nuevas reglas de convivencia que frenen y reviertan el fenómeno de polarización y que a la vez permitan  revalorar objetivos personales y familiares para poder realinear talentos y recursos que convengan y cohesionen a la Familia.

 Las crisis aumentan la disposición a cooperar o hace evidente la necesidad de reorganizarnos en beneficio de todos, para adaptar a la Familia a enfrentar o aprovechar las nuevas condiciones a las cuales está expuesta.

Reformar la dinámica en nuestra Familia requerirá valentía y disposición de los involucrados ya que seguramente nos obligará a enfrentar conflictos y costumbres arraigadas, pero hay que poner en una balanza el no intentarlo y convivir bajo costumbres que funcionaron en un mundo que ya no existe .Tenemos la oportunidad de que realmente mi Familia se maneje bajo lineamientos conscientes propios que obedezcan a valores y criterios de felicidad inherentes a nuestra Familia, fuera de los estereotipos creados por el entorno que más que ayudar, dirigen nuestro comportamiento a cumplir necesidades de pertenencia creadas artificialmente y que sumergen a los integrantes en la espiral continua de polarización.   

Para facilitar, acelerar y hacer más eficiente el proceso de transformación, Es útil que la Familia se apoye en asesores de diferentes ramos que entiendan y atiendan las necesidades particulares de la renovada organización Familiar.  

 La Familia antropológicamente ha sido la fuente máxima de resiliencia en todas las sociedades a través de los siglos. A su vez es la fuente, motivo y semilla de la mayoría de las aventuras empresariales del mundo. La disposición a cooperar y a trascender en familia es una fuerza humana imposible de replicar

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